top of page

Cansado de colgar de un hilo anfibio todo cielo y todo mar, me llego a tí por ver  si puedo abarloar este cuerpo a tu costado

... o tal vez no te dieras cuenta, pero se te marchitó el momento que con tanto artificio había tallado para ti en el hueco de la mano, descalabrado contra tu mirada de celosía.

 

Venía de matar a un gigante enfermo de melancolía, que tañía sobre la muralla música con exactitud de lamento y arpegios de rocalla.

 

Y a pesar de que arreciaba con codicia el aguacero, no supo librarme de tu partida; fuiste huida con dos canes, presos en sus carlancas de alpaca, y otras olas te trajeron olvido y otras playas bajamares que quizá te devuelvan la melodía.

 

Pero eterna caminante, si para ti vuelve a sonar la música, espero que al menos esta vez lo haga con un poquito más de poesía.

La Vane y el mar

Cuaderno de viaje

A tu oído desafnado

La piel del Mundo

Exposición

 

 

 

 

 

 

 

 "POEMARIO INCIERTO" desnuda las palabras de su significado o de cualquier otro contenido, continente o connotación que traigan al uso para tomarlas únicamente como elemento estético (ya sea por su forma o sobre todo por su sonoridad). Esta musicalidad de los versos se concreta en partituras: cientos de ellas inundan el taller, las hay por todas partes. En realidad no sé a ciencia cierta si se tratan de partituras, dibujos o poemas. Tal vez sean dibujos que ilustran poemas escritos sobre pentagramas. En cualquier caso, esta música es la que Rafael plasma en el lienzo para trascender el misterio y luego –qué artificio- volver a recitar un poema.Y en esto gasta los días y buena parte de las noches, por ver si logra diseccionar los días con sus horas.

 

No obstante, la pintura de Rafael nace bajo el signo de la luz -siempre cómplice-, dispuesta a alcanzar el sentido último de cada objeto, para vibrar en su justa medida, con pinceladas certeras, creadoras de sonetos que custodian la sensualidad de paisajes de toda condición.

 

Y el aire, al abrigo de tapices de infinitas filigranas, inunda cada recodo de aromas, melodías y colores propios, que invitan a nuestros ojos a transgredir el tiempo y nos adentran en un mundo íntimo y sosegado, que termina por desencajar nuestra percepción, transformando lo cotidiano en singular. Se vislumbra un gigantesco lienzo de luz caleidoscópica, y asomando por sus costados, el trazo y el color someten al dibujo para convertir lo formal en etéreo, creando espacios vaporosos donde el cuadro -si estás atento- renace al unísono ante nuestra mirada.Su interpretación del entorno nos muestra partes intangibles que hacen que recurramos a nuestra memoria para encontrar esa sensación que percibimos: en los campos de amapolas, en el reducto de un ramo de rosas o en ese paraje tan repetido a nuestros ojos que tan solo reconocemos por haberlo condenado al ostracismo de la belleza.

 

 Rafael nos ofrece un extenso poemario donde cada cuadro tiene asignado un verso, conformando así poemas en un recital lleno de magia: versos musicados sin otra batuta que el pincel.

 

Así pues, para abordar su pintura tan solo hay que abandonarse, dejarse llevar por el simple y vacío gesto del abandono.

 

Cristina del Valle.

 

bottom of page